Donde se pierden las huellas

de Ulla Lima

Del 17 de septiembre al 21 de octubre en siNesteSia

La obra de Ulla Lima me resulta interesante porque es capaz de plantear preguntas y generar reflexión. De hecho, ya había reseñado una exposición en la que participó en 2017 en Alella (aquí tenéis el enlace por si queréis echarle un vistazo).

La obra explora, de una forma visceral, aquello que permanece en la superficie como pistas de una totalidad olvidada o ignorada. No sólo lo hace desde una especie de arrebato que conduce su mano de forma intuitiva, sino que sabe suscitar en el observador la necesidad de explorar, casi en una misión arqueológica, las posibilidades de estas huellas. En este sentido, creo que son piezas que actúan como un espejo, en el que nos vemos reflejados de maneras diferentes. El tamaño es un aspecto a tener en cuenta aquí, porque son pinturas lo bastante grandes como para invitar, físicamente, a adentrarse en lo que se ve. Y a partir de aquí el observador puede ir más allá y convertir la experiencia del artista en una experiencia propia.

No es que el objetivo sea construir una narración, pero sí reflexionar sobre lo que significa toda esta desintegración. Por ejemplo, la vida actual está claramente compuesta de fragmentos; es cierto que siempre ha sido más o menos así, pero las redes sociales lo han maximizado y han llevado a la estratosfera una falsa sensación de conocimiento. Millones de personas comparten trocitos de su vida cada día y la mayoría opta por mostrar sólo aquellos que los hacen parecer felices y exitosos. Sabemos que hay mucho más, que cada individuo es el fruto de una gran complejidad, llena de momentos de todos los colores. Lo sabemos. Pero es increíblemente fácil dejarse llevar por este mundo de «posturitis» aguda. Somos víctimas y verdugos.

Al margen de la obra en sí, cada vez que voy a ver una exposición de pintura de un artista actual -los grandes maestros del pasado disfrutan de otro estatus-, me hago la misma pregunta: ¿en qué punto está la pintura ? En este caso, la obra de Ulla Lima bebe claramente del neoexpresionismo, que quizás fue el último coletazo importante en el mundo de la pintura, o al menos aquel que generalmente se tiene en consideración.

Hace muchos años que la pintura como medio artístico y, en general, todas las artes, digamos, «tradicionales» están en cuestión. Ya lo he comentado en algún artículo, pero sigo preguntándome si de verdad es tan importante el formato. Es cierto que, de la misma forma que cada uno tiene sus gustos, cada época tiene sus medios de expresión predilectos, pero pienso que, con esta exposición, queda demostrado que la pintura todavía puede hacer propuestas interesantes.

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