¿What the fuck is this o cómo se ha dicho toda la vida, qué mierda es esto? El arte contemporáneo, no nos vamos a engañar, es muy complejo y cuándo aterrizas en una exposición en la que sólo hay montones de periódicos ya es el acabose.
El tema es el siguiente.
No es que los artistas sean transcriptores de la vida, pero obviamente son sensibles al entorno, tanto o más que cualquier otro ser humano. Hace unos veinte años que, con el auge de internet, la percepción de lo que es y lo que ha sido el mundo ha cambiado gracias a las cantidades ingentes de información de que disponemos.
Hasta aquí, nada nuevo.
Ante esta situación, muchos artistas han acudido a la llamada del orden; han sentido la necesidad de llevar su trabajo hacia el procesamiento y la ordenación de esta cantidad inasumible de datos. En otras palabras, han intentado establecer sistemas de gestión de esta gigantesca hemeroteca digital.
Generalmente, la tarea se acomete por temas. Por ejemplo, vamos a hablar de la Guerra Civil Española: recogemos testimonios de toda clase, revisamos las hemerotecas, hablamos con expertos, coleccionamos todas las fotos que podemos encontrar, etc. y dentro de esta maraña de cosas hallamos una vía para poder digerir toda esa información.
Es un trabajo arduo y no quitaré mérito al que se adentra en este tipo de proyectos, pero me pregunto cómo funciona esto en términos artísticos. ¿Son proyectos sociológicos o periodísticos con un toque extra de creatividad? ¿Por qué la única disciplina creativa es el arte? Hasta donde yo sé, prácticamente todo requiere de creatividad, pero ah amigos, no todo lleva la etiqueta “arte”.
Un ejemplo entre varios, podría ser el Postcapital Archive (1989-2001), de Daniel García Andújar. Este archivo iniciado en 2004 consiste en la recopilación exhaustiva de materiales (más de 250.000 documentos) que abarcan el periodo entre dos acontecimientos clave: la caída del muro de Berlín el 89’ y el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001. A pesar de ser un archivo pensado como una base de datos que debe de desvelar las estructuras del poder (como comenta el propio autor), ha disfrutado de numerosos montajes expositivos, superando los límites del netart al que estaba teóricamente suscrito en un inicio.
Entonces, ¿los proyectos de archivística son arte? ¿Dónde está el límite real y tangible del arte? Porque por mucho que los agentes del mundillo se empeñen en negar que existen, hay cosas desagradables que discutir, que obligan a situar la línea en algún lugar: ¿a qué se destina x presupuesto? ¿Dónde exponemos x trabajo? Porque al final, toda manifestación material, sea del tipo que sea, se topa con un límite, aunque sea algo a priori tan trivial como el espacio donde se muestra. Pero, vaya, resulta que quien hace este proyecto de archivo es un artista y, maldita sea, todos los que hablan del tema son artistas, críticos de arte y otras criaturas de este submundo y, aún hay más: se expone en un museo o en una galería de arte… Es como si no hubiera escapatoria y aún así, no compro. Hay algo que me chirría.
No nos pondremos a hablar de skill, la pura habilidad técnica, que tal vez ha pasado a ser una cuestión decimonónica, pero ¿no tiene que haber algo que apele a los sentidos en una exposición? Por ejemplo, hace unas semanas fui a ver la instalación sonora de Nelo Akamatsu en la Blueproject. Ahí no hay ninguna habilidad manual propiamente dicha, pero me emocionó. Fue precioso estar ahí y presenciarlo. Estar presente es algo que tiene que ser necesario en cualquier exposición, sino ¿qué sentido tiene? Siguiendo con el ejemplo propuesto, si me interesa la Guerra Civil, me compro la memoria de trabajo y no tengo por qué desplazarme.
El arte tiene algo de fetichismo y tiene que haber una diferencia entre verla y no verla, entre estar presente y no estarlo. ¿Si desnudas la exposición hipotética sobre la Guerra Civil del museo qué queda? Si queda lo mismo, lo siento pero no puedo llamarlo arte.
Completamente acertado no podemos estar más de acuerdo. Te felicito por estas magníficas criticas que era ya hora que se hicieran de una forma tan libre y desinhibida.
Muchas gracias por el comentario, Montserrat. La verdad es que hacía tiempo que le daba vueltas al tema y he querido ponerlo negro sobre blanco.