Llum BCN o cómo morir de éxito

El sábado fui a dar una vuelta por Poblenou. Otros años había visto instalaciones de luz por el gótico y me gustaron, así que tenía ganas de volver. Creo que la última vez ya había colas y calles llenas, pero nada comparado con la edición de Poblenou. No sé si es porque con los años ha ganado popularidad, o porque, como lo han deslocalizado del centro, la han publicitado más, pero estaba a rebosar. Avanzabas por la calle abrazado por un inmenso rebaño de gente, padres y madres, incontables cochecitos de bebé, niños corriendo como locos, con los abuelos gritando: ¡quieres estarte quieto, Guillermo! Llevaba el mapa en el móvil, pero la verdad es que no era necesario, simplemente tenías que dejarte llevar por la riada humana. Además, desde casi cualquier instalación ya veías la siguiente, por lo que la dificultad hubiera sido perderse.

En cuanto a las instalaciones que vi, había de todo. Todo el mundo se hizo fotos con los neones de la plaza de las Glòries (sí, yo también), que tenían su gracia. Los bouquets también fueron muy socorridos y me pareció curioso el montaje de Sancho d’Àvila 66-72, en la fachada de la Antigua Fábrica Simon, donde un grupo de personajes colgaban de la pared y se iban iluminando con musiquita de videojuego de los 80. Te podías montar una peli sin problemas mientras los personajes se movían de aquí para allá.

La mayoría pretendía jugar con una cuestión puramente estética: luz, sonido y movimiento. Quizás la mejor en este sentido fue la de la Pompeu Fabra. Lástima que vi que todo el mundo llevaba gafas 3D cuando ya estaba abajo y no tenía ni idea de dónde las habían sacado. Se supone que pasé por delante al bajar pero con tanta gente ni lo vi. Para volver a subir tenías que atravesar la multitud de nuevo y contracorriente y no tenía ninguna intención de hacerlo, pero debo decir que aún así, la proyección enganchaba. Todo el mundo estaba embobado, con la boca entreabierta y una sonrisa de aquellas tontas que dejas salir cuando piensas que nadie te ve. Cuando al final, muy caritativamente, me dieron unas gafas, me decepcionó un poco, porque que el efecto 3D no estaba tan bien logrado como parecía. Al margen de esto quizás fue la mejor de las instalaciones que vi.

En general todas eran bastante espectaculares, pero las había un poco cutres. Por ejemplo el ejército de la luz, media docena de chicos y chicas interpretando una coreografía como las que hacen en Portal del Ángel para los guiris, pero con luces pegadas a la ropa. Así como en todo lo demás, la luz no era un añadido, sino el fundamento de la pieza, aquí me pareció un accesorio bastante gratuito.

Junto a las Glòries estaba la instalación de la Escuela de Arquitectura y me defraudó bastante. Había visto las imágenes de la promoción en la web y francamente, entre el proyecto y la realidad, hay un abismo y no los sorprenden en positivo. En la web parecía algo etéreo, una pieza de aquellas que invitan al silencio y la reflexión, pero en la realidad era como si unas bolsas de plástico gigantes se hubieran enganchado al alumbrado público.

Arriba, la promoción web y abajo la instalación real (en la foto queda bastante mejorada).

No acabé de hacer el recorrido, la verdad. Me quedaron muchas instalaciones por ver pero es que la aglomeración disuadía al más valiente. Quizás la próxima vez iré a última hora a ver si hay más suerte.

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