open house 48h Barcelona

Este fin de semana se celebra el festival open house en Barcelona y muchos edificios de uso privado abren sus puertas para curiosos y aficionados a la arquitectura. Se ofrecen visitas guiadas, unas más amenas y preparadas que otras, pero el chiringuito se sostiene a base de voluntarios, así que está bastante bien.

En cada edición procuro elegir sitios que no se visiten normalmente. Si pretendes ir a la Pedrera o a la Casa Batlló te esperan largas horas de cola y en mi opinión no vale la pena. Lo habitual es ir web arriba web abajo buscando algo interesante que no esté a tope, pero este año tuve un flechazo: la casa Muley Afid. Durante largos años –muy muy largos- fui a un colegio cerca de la Bonanova. Todos los días pasaba por delante y me preguntaba qué hacía eso ahí: una casa preciosa pero en ruinas, descuidada de arriba abajo, con un jardín lleno de malas hierbas y las ventanas colgando de las bisagras, a punto de desprenderse definitivamente; en fin, un desastre. Mi madre decía que sólo alguna clase de litigio sin resolver podía justificar aquello. Cuando ya era mayor y volvía a casa sola, con una amiga, hacíamos el recorrido hasta la plaza Bonanova y casi cada día intentábamos encontrar una manera discreta de colarnos para verla por dentro. Nunca lo conseguimos, la verdad es que no éramos asaltadoras de propiedades ajenas, pero nos divertíamos muchísimo imaginándolo y buscando soluciones teóricas. Una vez nos metimos por la calle que daba al jardín trasero y un movimiento inesperado entre los hierbajos, con toda seguridad el fantasma del sultán Muley Afid, nos dio un susto de muerte seguido de media hora de risa floja. Así que en cuanto vi que estaba ofertada en la agenda del open house, no lo dudé ni un segundo.

Desde aquí nos miraba con condescendencia el fantasma del sultán.

 

La casa está diseñada por Puig i Cadafalch (con los elementos típicos de la arquitectura modernista) a petición del sultán marroquí que da nombre a la finca, aunque sólo pasó aquí dos años cohabitando con una corista de la que se enamoró y con la que luego se fue a vivir a París. Por lo visto tenían una vida social ajetreadísima y se los podía ver paseando por la zona. No sé qué pensarían los vecinos de Sarriá de toda la vida.

En la visita solamente se pueden ver algunas estancias, la mayoría de despachos y la biblioteca estaban cerrados (por cierto, en la biblioteca se podían ver desde fuera las decoraciones para el día de muertos), pero si hemos podido ver el despacho del cónsul, con unos frisos originales de un ilustrador de la época, aún no se han puesto de acuerdo en quién podría ser el autor, pero tiene un aire al cómic clásico tipo Tintín (conste que no soy muy aficionada al formato y tal vez un entendido se llevaría las manos a la cabeza).

El friso representa la vida de una persona a través de los juegos, desde la infancia hasta la vejez. Este es el último cuadro.

También hay una exposición en una de las salas donde se hacen las recepciones oficiales y de promoción cultural. Son una serie de grabados y pinturas del artista mejicano Ixrael Montes. Los grabados son bastante interesantes, pero el tipo de dibujo y las composiciones de las piezas tienen más sentido en esta técnica que en pintura al óleo, que no favorece el nivel de detalle y la linealidad.

detalle de Lagarto de Corralero

 

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